Ruta de Castillos por Alemania

¿Alguna vez has soñado con estar en un castillo de cuento de hadas? En Alemania lo puedes hacer realidad. La Ruta de los Castillos recorre más de 1.000 kilómetros de país, pasando por preciosos construcciones medievales y renacentistas que evocan otras épocas ya pasadas, desde el famoso castillo de Neuschwanstein, más conocido como el castillo de «Disney», hasta Wuzburgo, muy cerca de Frankfurt.

  1. Planifica la ruta
  2. Cuál es la mejor época del año
  3. Castillos de Neuschwanstein y Linderhof
  4. Castillo de Lichtenstein
  5. Castillo de Eltz
  6. Reichsburg, el castillo de Cochem
  7. Puente colgante Geierlay
  8. Heidelberg y su castillo en ruinas
  9. Rothenburg ob der Tauber, el pueblo más bonito de Alemania
  10. Salzburgo, la joya de Mozart

Planifica la ruta

Si no dispones de muchos días, mi recomendación es priorizar y seleccionar los castillos que te resulten más interesantes y atractivos. Lo ideal es alquilar un coche cuando llegues al aeropuerto de destino. Por ejemplo, si aterrizas en Munich tienes una amplia oferta de compañías y horarios muy amplios. Y puedes devolverlo en el de Frankfurt, o al revés. Pero ten en cuenta que la devolución en otra oficina de alquiler conlleva un sobre coste, por lo que tendrás que compararlo con lo que te gastarás en gasolina y en tiempo. Importante que sepas que en Alemania es obligatorio llevar ruedas de invierno, por lo que presta atención a si está ya incluido en el precio del alquiler. Lo bueno es que no tienes que preocuparte por la presencia de hielo o nieve en la carretera.

Otra opción, si cuentas con más días, es extender tu recorrido y combinarlo con parte de la Ruta Romántica, que incluye algunos de los pueblos más bellos del país germano, como Rothenborg of der Tauber o Nüremberg, para finalizarla en el mismo aeropuerto de inicio.

Como llegar

Tienes muchas opciones con Iberia y Lufthansa en Munich, Frankfurt, Colonia o Stuttgart, y con Ryanair a Frankfurt Hann. Si no quieres alquilar coche, hay muchas líneas de tren y autobuses regulares, o contratar excursiones con operadoras como civitatis o guide your tour. La compañía DB de trenes oferta el Bayern ticket, un billete válido durante 24 horas para moverte por la región de Baviera e incluye algunas poblaciones vecinas de Austria, como Salzburgo. Si sois varios, sale bastante bien de precio.

Cuál es la mejor época del año

Primavera y verano son sin duda los meses con mayor afluencia de turistas, porque el clima es suave, los días se alargan y los paisajes y la naturaleza lucen en todo su esplendor, aunque llueve bastante. En otoño los bosques se tiñen de preciosos tonos ocres y dorados, hay menos turistas, hace más frío y se reducen las horas de luz. Al igual que en invierno, que sin embargo cuenta con el encanto de la nieve y mucho más frío.  

Ten en cuenta que en otoño y en invierno algunos castillos tienen el acceso limitado. Por ejemplo, el famoso mirador del puente de Marienbrucke, desde donde disfrutar de la mejor vista del Castillo de Neuschwanstein, cierra cuando hay nieve, y el Castillo de Eltz tan sólo abre de abril a octubre.

Castillos de Neuschwanstein y Linderhof

A sólo hora y media de Munich se encuentra el famoso castillo que inspiró a Disney, también conocido como el Castillo del Rey Loco, con un nombre súper fácil de pronunciar “Neuschwanstein”. Está ubicado a 20 minutos andando desde el pueblecito de Swchangau, y que también cuenta con otro precioso castillo “Linderhof” en lo alto de una colina. Sin embargo, el que se lleva todo el protagonismo es el de Neuschwanstein. Existen varias opciones para llegar: subir andando por la carretera, coger el shuttle bus o alquilar un coche de caballos. El paseo a pie bien merece la pena tan sólo por las vistas que se ven de todo el valle.

Si vas en coche, el pueblo de Swchangau cuenta con varias áreas de aparcamientos de pago. La más cercana a los castillos es la P4. Además, está al lado de un precioso lago, ideal para dar un paseo y hacer fotos.

Si vas en transporte público desde Munich, toma el tren a Füssen y después el autobús a Swchangau. La opción más cómoda es contratar una excursión, pero suelen ser bastante caras y estás más limitado de horario.

Castillo de Lichtenstein

Es uno de esos sitios en los que alucinas nada más llegar al ver que el castillo está construido justo en el borde de un precipicio. Y ahí es cuando te preguntas, ¿cómo fueron capaces de levantar algo así? ¿A cuánta gente tirarían al vacío como castigo? Cersei Lannister estaría encantada viviendo aquí.

En realidad el castillo fue destruido en dos ocasiones y levantado de nuevo a mediados del siglo XIX por la familia Wurtemberg, propietaria del pabellón de caza anexo. Se encuentra muy cerca de Stuttgart, a tan sólo 40 km. Pero se tarda más en llegar de lo que parece, debido a que la carretera es de un solo carril y hay que atravesar varios pueblos. Está situado en medio de un bosque en lo alto de una montaña desde las que tienes unas vistas increíbles de todo el valle.

La entrada cuesta 7 euros y el horario es de 10 a 4 de la tarde en invierno y de 9 a 5.30 el resto del año. También disponen de visitas guiadas, más info en la web https://www.schloss-lichtenstein.de/en/

A unos 45 minutos está el castillo de Hohenzollern, también en lo alto de una montaña. No pude llegar porque se me hacía de noche pero me quedé con las ganas de admirar la imponente construcción medieval desde el mirador Zellerhorn Gipfel, situado en la montaña de enfrente.

Si vuelves dirección Stuttgart, puedes hacer un alto en el camino y visitar el pueblo de Tübinga. Pasear por el casco antiguo para disfrutar de las calles y casas de arquitectura típica alemana y su famosa hilera de casa coloridas a la vereda del río.

Castillo de Eltz

Siguiendo la ruta en dirección hacia el Valle de Mosela, se encuentra el que para mí es «EL CASTILLO» con mayúsculas. Porque es taaan precioso que parece sacado de un cuento de hadas, por eso se lleva miles de likes en Instagram. Una maravilla medieval construida en el siglo XXII en medio de un bosque y que se mantiene intacta desde su construcción gracias a su recóndita ubicación. Lo malo es que en invierno está cerrado y aprovechan para llevar a cabo alguna obra de mantenimiento, así que me tocó verlo con andamios. Sólo se permiten las visitas al interior en los meses de abril a octubre, pero el resto del año puedes admirarlo desde fuera. Créeme que merece la pena.

Cómo llegar al castillo de Eltz

El castillo está ubicado en el Valle de Mosela, entre Frankfurt y Treveris. Puedes llegar en coche y dejarlo en el parking Parkplatz 1 (de pago) y continuar andando por el bosque (15 min) o por la carretera (10 min). El paseo por el bosque es agradable, pero desde la carretera es donde conseguirás las mejores vistas del castillo desde lo alto, además tiene un mirador. También se puede llegar en transporte público desde Frankfurt. Hay que tomar un tren hasta Hazenport y después el autobús 365 hasta Burg-Eltz-Parkplatz 1 (cada media hora).

Esta es la web oficial del castillo.

Reichsburg, el castillo de Cochem

Después de visitar el castillo de Eltz, a media hora en coche tienes una espectacular fortaleza que corona el encantador pueblo de Cochem, a orillas del río Mosela. Fue levantado en el siglo XXI en la cima de la colina, desde donde poder vigilar todo el valle. La parte buena de este imponente castillo es que está abierto todo el año. El precio de la entrada incluye las visitas guiadas. Como yo fui en diciembre, me tocó la visita de Navidad, con la virgen María embarazada, la mula, los Reyes Magos… todo narrado en alemán. El interior está muy bien conservado y las vistas del valle desde allí arriba son impresionantes.

El camino hasta Cochem en coche es una pasada. Me dirigí desde el castillo de Eltz por una carretera que va descendiendo hasta el valle de Mosela con unas vistas preciosas. El centro histórico del pueblo de Cochem es pequeño y muy bonito, gracias a las típicas casitas alemanas y suelos empedrados, todo rodeado de naturaleza. Para obtener las mejores vistas y tomar la foto perfecta del pueblo hay cruzar el puente hacia la otra orilla del río. Desde allí podrás disfrutar también de un bonito paseo y admirar la hilera de la muchas de casas de colores construidas frente al río, bajo la colina coronada con el castillo.

Si vas en coche lo más fácil es aparcar en la zona que está al otro lado del río, y es gratis. Si lo quieres dejar cerca del centro y del castillo puedes hacerlo en alguno de los parkings de pago en máquina, pero cuidado porque algunos son sólo para residentes, está indicado en los carteles. Si vas en primavera o en verano puedes hacer una ruta de treking de subida al monte de enfrente, desde donde se ven unas vistas espectaculares del castillo y todo el valle. Eso lo dejo pendiente para cuando vuelva.

Puente colgante Geierlay

Es un puente de vértigo por sus 360 m de largo suspendido a 100 metros sobre un valle. Está muy cerca de un pequeño pueblo llamado Mörsdorf, qué le viene que ni pintado, porque cuando vas por la carretera tienes la sensación de estar subiendo hacia Mordor, con unas curvas cerradas de 180 grados. Cuando llegas al pueblo no te queda más remedio que dejar el coche en el parking (de pago) y caminar siguiendo un camino que atraviesa un campo de cultivo, no tiene pérdida, sólo tienes que seguir a todos los peregrinos durante unos 20 o 30 minutos hasta que te adentras en una zona arbolada. Minutos más tarde te encontrarás en medio de una fiesta de food trucks, música y vino caliente. Un ambientazo navideño en pleno mes de diciembre aderezado con los pequeños copos de nieve que caían, con temperaturas bajo cero.

De primeras, el puente impresiona bastante, pero cuando ves que cualquier ser vivo lo cruza, niños, abuelos y perros, se te quita el vértigo enseguida. Es cierto que se siente el bamboleo al andar, pero el truco para no entrar en pánico es NO quedarse quieto y NO mirar abajo. En realidad no sé qué sentido tiene el puente, porque cuando alcanzas el final no ves nada interesante al otro lado, salvo otro festival de luces, comida y bebida. Pero la simple experiencia de cruzarlo te hace sentir como Indiana Jones.

Por el camino de vuelta, ya con noche cerrada, seguían llegando multitud de visitantes con linternas y luces de navidad colgadas por el cuerpo. Supongo que al ser domingo por la tarde, la gente de los alrededores no tiene cosa que hacer.

Heidelberg y su castillo en ruinas

A unas 2 horas en coche desde Cochem, en un cruce de autopistas, te recomiendo hacer parada en Heidelberg. Situado a 100 km aprox entre Frankfurt y Stuttgart. Es una ciudad universitaria con mucha vida y con una larga historia a sus espaldas, que incluso llegó a ser la capital del palatinado.

Su imponente castillo, parcialmente en ruinas, se encuentra en lo alto de una colina rodeado de densos bosques. Para llegar a él recomiendo pasear por el centro de la ciudad comenzando por la plaza de Bismark, atravesando las principales calles repletas de comercios, preciosos cafés y restaurantes, hasta la Plaza del Mercado y su preciosa fuente. Después continúa hasta a la pequeña plaza de Kornmarkt, gira por una calle a la derecha y al final de ella encontrarás unas escaleras algo empinadas que tendrás que subir para llegar al Castillo. Pero para los que no quieren andar tanto, existe una alternativa más cómoda, subir en funicular por 9 euros. Una vez llegas arriba, aprovecha para pasear los jardines y admirar las vistas de toda la ciudad y del río, sobre todo al atardecer. La entrada al castillo cuesta 6 euros. Cuando llegué estaban a punto de cerrarlo y me quedé con ganas de verlo a la luz del día. Aquí tienes una guía es español en pdf.

Después de la visita, recorrí de nuevo el camino hacia la plaza Kornmarkt para llegar al Puente Viejo. Las calles estaban muy animadas gracias a los mercadillos navideños, con casetas por todas partes y gente bebiendo vino caliente.Te recomiendo cruzar el puente hacia el otro lado de la ciudad y disfrutar de las vistas.

Rothenburg ob der Tauber, el pueblo más bonito de Alemania

Un pueblo que, literalmente, parece sacado de un cuento. De hecho, una de sus casitas más emblemáticas, conocida como «Plonlein«, inspiró la casa de Pinocho de la película de 1940. Sus calles empedradas, sus edificios medievales y sus preciosas tiendas y cafés tan bien conservados, te transportan a otra época. Intenta visitarla un día laborable de entre semana y en temporada baja, porque se hace verdaderamente difícil disfrutar de sus calles si hay muchos turistas.

Si llegas en coche hay varios parkings a la entrada, P1 y P2, y P3 y P4 justo al otro lado de la ciudad, cerca de la muralla. En todos tienes que pagar, así que elige en función de lo primero que quieras ver. Yo me tuve que ir al P4, el más alejado, porque era sábado y con tanta gente, el resto de parkings estaban llenos. La entrada se hace atravesando la puerta Röder.

Nüremberg

Famosa por ser escenario de grandes y dramáticos acontecimientos históricos, esta ciudad es un museo viviente de Alemania, Nacida bajo la protección del castillo que fue erigido en el siglo XXII, Nüremberg es también muy popular por tener el mercadillo de Navidad más antiguo de Alemania y ser uno de los que más visitas recibe. Está abierto desde finales de noviembre, desde las 10 de la mañana y hasta el 24 de diciembre. Aquí puedes degustar los productos más típicos de la época: vino caliente, salchichas, patatas y galletas de jengibre.

El casco viejo «Altstadt» se puede recorrer en una mañana. Puedes comenzar visitando el «Burg», el Castillo, reconstruido después de la II Guerra Mundial intentando simular su estado anterior. Pasea por el interior y contempla las increíbles vistas de toda la ciudad desde lo alto de las murallas. Después baja hacia la casa del artista Alberto Durero, que se encuentra en una calle muy cercana. Después dirígete hasta la plaza central Hauptmarkt, donde se ubica el mercado y fácilmente reconocible gracias a la preciosa iglesia gótica Frauenkirche y la Fuente Schöner Brunnen, que se asemeja a la torre de una iglesia por su ornamentación también gótica con multitud de pequeñas figuras talladas.

Lo mejor de esta ciudad es callejear y admirar la arquitectura de los edificios, los escaparates y letreros de los cafés y comercios, sobre todo en la calle Weissgerbergasse. Algo que me gustó mucho de esta ciudad son los puentes de piedra y madera que cruzan el río Pegnitz, rodeados de edificios tan bien conservados que te transportarán totalmente a la época medieval. Por supuesto no te vayas sin fotografiar el Puente del Verdugo, una de las postales más bellas de esta ciudad. Tampoco te pierdas el Hospital del Espíritu Santo, un edificio situado sobre el río.

Cruzando el río hacia la Lorenztpark encuentras la iglesia de San Lorenzo, donde además está la parada de metro de la línea U1. Si tienes tiempo y te interesa la historia, puedes visitar el Museo Nacional Germánico, la sala de los Juicios de Nüremberg o, un algo ya menos serio, el Museo del Juguete.

Si vas en coche, lo puedes dejar en alguno de los parkings de pago situados antes de cruzar el río, o callejear un poco y si tienes suerte aparcas en la calle. No te olvides que hay que pagar. Te recomiendo hacerlo a través de la app PayByPhone, mucho más cómoda que andar buscando una máquina donde viene todo en alemán.

Puedes llegar en tren desde Munich, a tan sólo hora y media, y después tomar la línea de metro U1 hasta Lorenztkirke o dar un paseo hasta llegar al centro.

Aquí tienes un plano del casco antiguo donde marca los sitios que visitar y dónde hacer buenas fotos: plano

Salzburgo, la joya de Mozart

Una de las ciudades europeas que más me ha sorprendido, ha sido Salzburgo. Situada en Baviera y muy cerca de la frontera con Alemania, esta antigua ciudad de Austria es famosa por ser la cuna de Mozart y, más recientemente, por ser la sede de la multinacional de bebidas energéticas Red Bull.

Además, es de esos lugares camaleónicos que cambian de manera radical según la época del año en la que vayas. En invierno es habitual verla cubierta de un precioso manto blanco, lo malo que todas sus fuentes están apagadas y protegidas por un paneles de cristal para evitar su deterioro por las bajas temperaturas. Sin embargo, en primavera y en verano todos los jardines y fuentes lucen con todo su esplendor y una amplia variedad cromática.

Hochensalzburg es el castillo-fortaleza que vigila desde las alturas, una maravillosa construcción que tiene ya casi mil años de antigüedad y su espléndida conservación se debe, en parte, a que nunca ha sido conquistada en toda su historia. La «fortaleza de la sal» es una de las principales atracciones turísticas de la ciudad, no sólo por sus interiores y patios, sino también por las impresionantes vistas que ofrece desde allí arriba. Además, tiene muy fácil acceso, porque se puede subir y bajar en funicular en menos de un minuto. Sin embargo, recomiendo hacer uno de los viajes andando, mejor la bajada, porque el paseo que bordea la colina merece la pena.

Al lado del funicular hay una puerta de rejas por la que se puede acceder al cementerio de la Abadía de San Pedro. Un precioso remanso de paz en el que hayaron descanso personalidades conocidas, comerciantes y artistas. Aquí mismo se encuentran las famosas catacumbas de Salzburgo, que probablemente servían como lugar de reuniones.

Salzburgo es una ciudad que se puede visitar en un par de días y se puede hacer casi todo andando. el centro histórico cuenta con lugares emblemáticos como la Catedral, el Palacio de Mirabell con sus espléndidos jardines alineados con la catedral y la fortaleza, la casa que vio nacer a Mozart y la calle Getreidgasse, con sus innumerables comercios.

A pesar de que todas las guías recomiendan ver el atardercer desde el Monasterio de los Capuccinos, en mi opinión, uno de los mejores lugares para disfrutar de las mejores vistas de la ciudad es desde lo alto de Mönchsberg, al lado del Museo de Arte Moderno, desde el que disfrutar de toda la ciudad, coronada por la fortaleza, y los Alpes al fondo.

Merece también la pena hacer una excursión de un día a uno de los pueblos que ha aumentado su popularidad gracias a Instagram. Se trata de Hallstatt, una aldea que parece sacada de un cuento, situada a los pies del lago con el mismo nombre y cuya torre de la iglesia sirvió de inspiración a la película de Frozen. La carretera que llega hasta allí está rodeada de paisajes que quitan el hipo, sobre todo si vas en invierno y te gustan los paisajes nevados. Así que si puedes, recomiendo hacer esta escapada, ya sea por tu cuenta o en un tour organizado. En primavera y verano se pueden visitar las famosas minas de sal Salzwelten, que cuentan con un lago salado subterráneo y una plataforma desde donde se ven unas de las mejores vistas de los Alpes austríacos.

Hallstatt

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