Las Auroras Boreales

Qué son las Luces del Norte?

Los vikingos creían que las Luces del Norte eran los reflejos de las armaduras de las valkirias que llevaban a los guerreros caídos hasta el Valhalla. Los Sami (las tribus originarias de Laponia) las llamaban Guovssahas, «la luz que puede ser oída», porque antiguamente, durante las noches más frías de invierno, se podía escuchar su sonido como si fueran chasquidos o descargas eléctricas.

Lejos de creencias y mitos, la ciencia nos explica que las partículas magnéticas que desprende el Sol, conocido como viento solar, llegan a la Tierra y son atraídas por los campos magnéticos ubicados alrededor de los Polos. Éstas chocan con las partículas de la atmósfera y liberan energía que se transforma en luz, por eso se produce ese efecto luminoso tan bello. Justo dentro del óvalo magnético del hemisferio Norte encontramos las zonas más recomendadas para ver las Auroras Boreales, como Laponia (la región formada por el Norte de Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia) Islandia, Canadá y Alaska.

¿Qué es el índice kp?

La Tierra tiene diferentes niveles de atracción magnética y es lo que medimos con el índice Kp, que varía desde O a 8. Representa las condiciones geomagnéticas esperadas según la latitud. Traducido al lenguaje común, quiere decir que aquellas latitudes con un índice Kp más bajo se encuentran en zonas con una alta actividad geomagnética, atraerán ese viento solar y por tanto, se verán la Auroras con más frecuencia e intensidad. Al igual ocurre con el hemisferio sur, donde se ven la Auroras Australes cuando es allí invierno y no hay apenas luz solar.

La reacción que se produce al chocar ese viento solar con la atmósfera genera las partículas de luz que conocemos como Auroras Boreales o Luces del Norte, en diferentes longitudes de onda, por eso, el color de las auroras varía según sea la naturaleza de esas partículas y su nivel de energía. Generalmente, las vemos de color verde gracias al oxígeno, pero también pueden ser de nitrógeno (más rosa) o de hidrógeno (púrpura). Y es allí, en ese preciso momento en el que se hace visible el movimiento de esas partículas, lo que conocemos popularmente como «ver bailar a las auroras».

Aurora de poca intensidad
Aurora de intensidad media
Aurora de gran intensidad